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Pan, comida y nutricion

Enrique adora el pan. Cuando se entregó a la tarea de confeccionar la lista, pensó en el pan. Sus sueños acerca del pan no tienen nada que ver, sin embargo, con el pan que se encuentra en los estantes del supermercado y que cone llo cure su artritis https://bitly.com. El quería el pan de panadería, todavía con el calor del horno. De modo que decidió ir hasta la panadería del barrio para comprar pan una pieza de pan negro, fresco, con pasas con el factor quema grasa , otra de pan decenteno con cebolla. Mientras pensaba en el pan de pana­dería, se le ocurrió que también quería manteca, pero no manteca salada, en paquete, sino manteca frasca, recién batida, como la que usaba su abuela. Agregó a la lista un lulo de manteca, y empezó a sentirse como aturdido. No había comprado más que margarina dietética desde su infancia.
 
Digamos, una vez más, que es importante comprender que la razón de comprar en cantidad no es por glotonería sino para demostrarse a sí mismo un hecho que es funda­mental para su futuro bienestar: que usted nunca más se privará de un alimento. Si usted trae a su casa diez paque­tes de galletitas y termina con cuatro en una noche, volverá al supermercado al día siguiente para reponer la provisión desde el factor quema grasa . La parte difícil, pero esencial, de este ejercicio es que debe llenar la despensa, sin una sola palabra áspera para sí mismo sobre la cantidad que ha consumido la noche ante­rior. Cuando usted come esos alimentos que antes le estaban prohibidos —y que ahora debe convencerse de que son legales — podrá sentirse tentado de regañarse a sí mismo y hacer desaparecer esos alimentos de su casa para siempre. Le servirá de ayuda recordar que las privaciones y la escasez siempre acrecientan el deseo. Si mantiene siempre una provisión de reserva, sabemos que con el tiempo ya no se sentirá impulsado a comer sin necesidad.
 
 
Si en algún rincón de la mente aún conserva ciertas dudas y secretamente se está diciendo que va a llenar la casa de provisiones para una semana y ver qué pasa, inevi­tablemente volverá a los excesos y subirá de peso. Habrá convertido el proceso de legalización de la comida en un nuevo plan de dieta, y nada más que cure su artritis .
 
Cuando Rita decidió legalizar la comida, centró su atención en los bizcochos y la mermelada. Anotó en la lista tres botes de mermelada y cinco paquetes de bizcochos con esto del factor quema grasa. De regreso a su casa, se sentó y se comió un paquete de bizco­chos y buena parte de uno de los botes. A la mañana siguiente ya había terminado otro paquete de bizcochos y estaba con el segundo bote de confitura. En lugar de salir a buscar lo necesario para reemplazar lo que había comido, Rita empezó a entrar en pánico al pensar en el peso. Sofocó su pánico y fue al mercado a comprar otros cinco paquetes de bizcochos y tres tarros más de mermelada.
 
En el camino de regreso a su casa, no pudo dejar de pensar en el peso. Como empezó a considerar que la legali­zación de la comida era sólo un experimento, no se sintió muy optimista respecto de los resultados. Al llegar a su casa comenzó a dar cuenta de sus nuevas provisiones, mientras se amonestaba como lo había hecho en el pasado para que cure su artritis . Su ánimo descendía un poco más cada vez que arrojaba al recipiente de los residuos otro envase vacío de bizcochos. ¿Cómo podía rebajar de peso engullendo de esa manera?
 
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